sábado, 31 de marzo de 2012

Que te han visto arañar banquetas con tus tacones de aguja. Que no sales del bar, que vives entre burbujas. Que te sangra la nariz, que la bulimia hoy es tu gerente. Que ya no existe barniz para tu blanco casi transparente. Que te inyectas la soledad y le hechas polvo a la rutina.  Éxtasis de felicidad y colirio a las retinas. Dijeron que andas por ahí luciendo marcas en tus antebrazos. Que nadie quiere ya saber de ti, y las pasarelas no han visto tus pasos.

Que la autoestima se te fue a París y la debacle se mudó a tu casa.






Pero, a diferencia de Laura, nadie va a venir a rescatarme. No hay nadie afuera. No hay nadie adentro. Todo esto es una farsa. Una máscara detrás de la otra. Un cáscara vacía.

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